Tomando la espada la examinas durante unos instantes, no hay herrumbre sobre el filo e incluso aunque con alguna muesca se encuentra en perfecto estado. Sujetándola con firmeza das un par de golpes en el aire frente a ti y comprueba la solidez de la empuñadura, con una sonrisa irónica descartas la rudimentaria lanza y te adentras de nuevo en el pasillo desandando el camino.
De nuevo en la estancia central a la que llegaste en primer lugar retiras una de las antorchas de la argolla que la sujeta y te dispones a adentrarte en la oscuridad del túnel hacia el Este. El pasillo continua unos metros dando un brusco giro hacia tu izquierda dejando a la vista a una empinada escalera de peldaños desiguales y desgastados por el tiempo.
Bordeas los cascotes de una mampostería mal cuidada que con el paso de los años se ha ido acumulando en el recodo y llegas a lo alto de la escalera iluminando el camino con la escasa luz que emite la antorcha y que apenas te permite ver tres metros por delante. Descubres una antorcha apagada en la pared y utilizas la que llevas para encender la nueva. La suma de ambas llamas iluminan un poco mas el corredor y descubres con sorpresa un puente de cuerda y tablas sobre una profunda sima.
Asomándote a aquel inesperado precipicio del cual no se ve el fondo, tomas una piedrecita y la dejas caer. Contando los latidos del corazón tardas casi doce en escuchar un lejano "PLAC", cuando golpea con la roca del fondo. Examinas el puente con desconfianza, unos cinco metros separan la distancia hasta el otro extremo del túnel que se adentra en la oscuridad. Tanteando con cuidado el primer tramo del puente te sorprende comprobar que este se encuentra en perfecto estado, quien quiera que transite por aquellos pasillos primigenios se preocupa por mantener aquel paso bien cuidado.
De nuevo otro recodo y de nuevo otro túnel con un puente idéntico al anterior se interpone en el camino, sin embargo este no se encuentra en igual condición que el anterior, las sogas son mas finas y alguna de las tablas no parecen seguras, apenas tres metros te separan del otro lado. Arrojando la antorcha con cuidado al otro lado del túnel y rezando a los Dioses para que no se extinga la llama, te retiras unos metros hacia atrás, tomas carrera y con un ágil salto mas propio de un felino te plantas en la seguridad del otro extremo del puente.
Antes de incorporarte puedes ver como la antorcha en el suelo ilumina un camino totalmente distinto, la roca pulida ha sido sustituida por una hilera doble de baldosas de mármol, alternando blanco y negro como un damero que se pierden en la distancia. Aquello esta totalmente fuera de lugar y sonríes de nuevo al recordar al viejo Sisifo y su afición por las trampas.
Acercas la antorcha a una de las paredes mientras pasas la mano por la superficie, al poco tiempo das con un pequeño orificio en la roca, después con otro dos palmos mas arriba y así hasta llegar a la altura de la cabeza pero a intervalos distintos. Un sencillo mecanismo de presión activara la trampa y ahora viene la duda: a sabiendas de que sera imposible llegar al otro extremo a la carrera... ¿Que baldosas pisar?.
- SI QUIERES PISAR LAS BALDOSAS NEGRAS, VOTA 1.
- SI QUIERES PISAR LAS BALDOSAS BLANCAS, VOTA 2.
Recuerda que de las decisiones que tomes depende el transcurso de la aventura.
NINGÚN KENDER FUE SALTANDO DE BALDOSA EN BALDOSA DURANTE ESTA ENTRADA.